SAN MARTÍN: La política detrás de la espada | Por Federico Sciorra Mei

Por Federico Sciorra Mei
Responsable de la Secretaría de Formación Política
Organización Peronismo Militante Tres de Febrero
Miembro del CENAC



    El 17 de agosto de 1850 falleció el general Jose de San Martin y desde este espacio queremos recordarlo con algunas reflexiones sobre su figura. Por lo general, el pueblo latinoamericano y el argentino recuerdan a nuestro prócer por sus grandes victorias en el campo militar. Es normal que recordemos rápidamente las batallas de San Lorenzo, Maipú y Chacabuco, que significaron hechos fundamentales para la emancipación americana. Dicho esto, hoy nos proponemos indagar sobre la faceta política de San Martín, sobre sus ideales, sus motivaciones para regresar a América y enfrentar al absolutismo realista.

    De esta manera, es importante destacar que la historia Argentina ha hecho un esfuerzo por ocultar al San Martín político. Basta con observar detenidamente como se enseñó durante años su historia en la escuela, tanto primaria como secundaria, para descubrir el ocultamiento de sus ideas políticas, de sus ideas americanas, de su enfrentamiento con la oligarquía portuaria encabezada por Rivadavia, una historia a medida de una elite política que justifica nuestra sumisión a los intereses imperialistas. La historia “oficial” mitrista -pro británica- se ha encargado de construir una idea de San Martín que no sea incómoda para nuestros pueblos, ha ocultado y relativizado sus enfrentamientos con la oligarquía portuaria de Buenos Aires e impuso la concepción de que la revolución se exportó de Argentina al resto de los pueblos oprimidos. Para ejemplificar esto basta con preguntarnos qué sabemos de la composición del famoso ejército de los andes, ya que hasta el hartazgo nos han machacado con la idea de que dicho ejército es exclusivamente Argentino, pero para sorpresa de muchos este era un ejército hispanoamericano. En el cruce de los andes participaron hermanos chilenos, argentinos, y estaba compuesto, en su mayoría, por sectores populares, criollos, negros, indígenas que adherían a las ideas de San Martín y se enmarcaron en una lucha en contra del despotismo realista. 

    En este sentido, San Martín es un fiel exponente de aquella máxima que dice que mejor que decir es hacer y mejor que prometer es realizar, por lo que para conocer y profundizar la mirada política de quien no era un teórico, nos tenemos que concentrar en sus acciones, en su participación en los debates de la época como así también en la gran cantidad de cartas que escribió durante su lucha revolucionaria. 


Las ideas revolucionarias de San Martín

    “Compañeros del Ejército de los Andes: Ya no queda duda de que una fuerte expedición española viene a atacarnos; sin duda alguna los gallegos creen que estamos cansados de pelear y que nuestros sables y bayonetas ya no cortan ni ensartan; vamos a desengañarlos. La guerra se la tenemos que hacer del modo que podamos. Si no tenemos dinero, carne y un pedazo de tabaco no nos han de faltar; cuando se acaben los vestuarios, nos vestiremos con las bayetitas que nos trabajan nuestras mujeres y si no, andaremos en pelota como nuestros paisanos los indios. Seamos libres y lo demás no importa nada. La muerte es mejor que ser esclavos de los maturrangos. Compañeros, juremos no dejar las armas de la mano hasta ver el país enteramente libre, o morir con ellas como hombres de coraje”

    El pensamiento sanmartiniano está profundamente ligado a las banderas igualitarias que se levantaron en la revolución francesa de 1789. Libertad, igualdad y fraternidad marcaron a fuego la concepción revolucionaria de San Martín como así también la reivindicación de los derechos populares en el sistema de gobierno. Bajo la influencia de estas ideas es que regresa a América a enfrentar y combatir el absolutismo. La historia oficial impuso la idea de que el proceso revolucionario era profundamente anti-hispánico, pero cabe preguntarse por qué un soldado español como San Martín, que se crió como español, que se formó como militar en España y que defendió en batalla a la corona, volvería a América con una visión anti-hispánica. Considero que esto es parte, ni más ni menos, de la deformación de la historia oficial al solo efecto de darle un carácter exclusivamente argentino a San Martín. La realidad es que su llegada a América se explica por la influencia de las ideas revolucionarias francesas que habían llegado a España y por la revolución democrática que se llevaba a cabo también en España durante 1808. 

    El motivo por el cual la historia mitrista impone la idea de que la revolución de mayo era profundamente anti-hispánica, y de que San Martín regresa a su américa natal (recordemos que el nace en Yapeyú pero vive solo 4 años hasta mudarse a España), se explica en el hecho de exaltar la civilización de todo lo inglés o yanqui. Lo que quiero decir con esto es que la crítica al absolutismo Español que masacró a millones de indios es correcta, pero que eso devenga en un rechazo a todo lo hispánico por atrasado, bárbaro, conservador es producto de una construcción histórica que buscaba moldear nuestra sociedad y acercarla a las ideas “progresistas” y de “civilización” de Inglaterra. Esta postura de abominar o condenar todo lo hispánico conlleva (queramos o no) a negar nuestra cultura, nuestras costumbres, que no son solo indígenas sino indoespañolas. El idioma castellano es uno de los elementos claves en la cohesión de nuestra patria grande hoy fragmentada.

    Pero volvamos a San Martín. Como decíamos, su retorno a América debe comprenderse en el marco de la defensa de los derechos del hombre promovidos por la revolución francesa. No existía en él un odio a España sino la idea de derrotar la opresión promovida por el absolutismo. En este sentido es muy interesante destacar cómo en sus cartas, cuando se refiere a sus enemigos, habla de “absolutistas” y no de “españoles”, o emplea términos como “godos”, “maturrangos” o “matuchos”. Su lucha libertadora debe comprenderse dentro de este marco, de la lucha contra la opresión absolutista, de los privilegios que impedían al pueblo como conjunto soberano decidir sobre sus destinos. 

    Por eso no debe sorprendernos que la primera acción política de San Martín llegado a Buenos Aires sea su participación en la caída del Primer Triunvirato, que estaba conformado casi en su totalidad por exponentes de la clase comercial portuaria y que tenía como gran ideólogo a Bernardino Rivadavia. El accionar de San Martín se explica ya que este Triunvirato había falseado la voluntad popular al excluir diputados de las provincias para contar con una mayoría que favorecía a sus propios intereses. Esta acción iba dirigida a defender, exclusivamente, la libertad del pueblo de elegir sus votos. No había una intencionalidad de tomar el poder, sino asegurar la representación del pueblo y que se sostengan los ideales de la revolución de Mayo de 1810. Este hecho es constitutivo del enfrentamiento de por vida que tendrán San Martín y Rivadavia. De hecho Rivadavia terminaría acusando a San Martín de traición a la Patria por haberse “robado” el ejército del Norte para una aventura libertadora continental. 



El general americano
“Como técnico, San Martín es también la maravilla de la época. Formó un ejército de la nada, con el concepto de “la Nación en armas”, que sólo un siglo después fue mencionado por los estrategos más famosos. Con ese ejército, que fue fuerza y escuela, pasó las cordilleras más elevadas que tropa alguna haya cruzado. Con una maniobra estratégica que maravilla por lo ingeniosa en su concepción y perfecta en su realización, llega a la batalla decisiva de Chacabuco, pero que la había ganado antes de ponerse en marcha, en Mendoza.
Esa extraordinaria previsión, esa perfecta preparación y esa acabada realización sólo se presentan cuando los genios conducen.”
Juan Domingo Perón.-

    Considero que el aspecto central del pensamiento político sanmartiniano es la búsqueda incansable de la emancipación americana y su constitución como patria grande. Sobre este aspecto central el mitrismo ha generado la falsa idea de que la revolución y el Ejército de los Andes fue primero Argentino, y luego se exportó la revolución hacia el resto del continente. 
    Por lo tanto, propongo analizar dos hechos históricos centrales que permiten desmitificar esta falsa línea histórica. 

    En primer instancia, relacionado con el ejército de los Andres, debemos destacar que su constitución fue pensada con el fin de liberar Chile y Perú del absolutismo. Por lo tanto, si bien su conformación se dio en la provincia de Cuyo, tuvo una gran participación de soldados chilenos, negros que habian sido liberados de su esclavitud, indios y, por supuesto, argentinos. La bandera con la que marcharon hacia Chile no fue la bandera Argentina, sino una bandera propia del Ejército de los Andes. Incluso cuando se emprende la campaña hacia el Perú se procede a levantar la bandera Chilena. Esto es así porque San Martín siempre pensó e ideó a esta tropa como hispano-americano. En sus cartas se permite apreciar que su objetivo es exclusivamente la emancipación americana y entiende que no debe estar al servicio de ningún director o gobierno particular sino al servicio de la liberación. Esta característica de la bandera justamente marca y visualiza la idea de hermandad entre los pueblos: no hay una intención de exportar la revolución, de americanizar una revolución argentina como plantea Mitre, sino que el gran objetivo es la liberación del continente.

    Otro hecho central que expresa lo americano de este ejército es la negativa de San Martín de movilizar, luego de la victoria en Chile, hacia las provincias unidas del Sur para enfrentarse con Artigas que se encontraba en pleno conflicto con los intereses de los sectores portuarios de Buenos Aires. ¿Por qué habría de movilizar un ejército americano para interceder en un conflicto interno que solo lograría el desmembramiento de la unidad? Al contrario, San Martín se ofrece como mediador para resolver los conflictos que se suscitaban entre el litoral y Buenos Aires, lamentablemente sin grandes resultados. 

    Lo siguiente que es importante mencionar y desarrollar son los hechos ocurridos durante el congreso de Tucumán de 1816, en donde se discutía sobre la Declaración de Independencia. San Martín ejerce una gran influencia sobre el Congreso, intercambia una gran cantidad de cartas con los representes cuyanos solicitando información sobre el comienzo de las sesiones, sobre la necesidad de declarar la independencia, como así también apoya la elección de Pueyrredón como Director Supremo ya que lo encuentra como un aliado para la campaña libertadora. 

    Pero en dicho Congreso también sucede un hecho muy interesante, ocultado, borrado de nuestra historia, que el revisionismo histórico se ha encargado de recuperar, y que es la propuesta de Belgrano de constituir una monarquía atemperada que unifique los territorios, colocando un descendiente Inca como Monarca. Este proyecto fue claramente aborrecido por los congresales porteños, pero tuvo como gran defensor al General Jose de San Martín. Pero ¿por qué un defensor de la democracia y crítico acérrimo del absolutismo optaría por defender esta propuesta? Esto muestra el pragmatismo sanmartiniano que, frente a los obstáculos que se planteaban sobre la independencia y la imposibilidad que se encontraba de propulsar una democracia, optaba por defender un proyecto que incluía a los indios, que tenía un gran componente popular, que buscaba la unidad latinoamericana y que permitÍa la centralización del Estado. Esto puede sonar contradictorio ya que los defensores de la república en ese momento eran los sectores comerciantes de Buenos Aires, pero la verdadera disputa más allá de lo abstracto del sistema de gobierno era entre dos proyectos. Por un lado, la idea de Belgrano, que procuraba centralizar un gobierno, que cohesione a las distintas provincias que tengan los recursos suficientes para participar de la liberación de América con el apoyo de los sectores populares, indios y esclavos, frente al modelo que se hacía llamar republicano, que era impulsado por una minoría privilegiada de Buenos Aires que quería detentar el poder para defender sus intereses sobre el librecomercio. 


La experiencia de la gobernación de Cuyo
“San Martín realizaba en Mendoza el trabajo que solamente realizan los grandes de corazón y los grandes de ingenio. Pero los hombres flojos intentaron deponerlo de su gobierno de Cuyo, para que no pudiese llevar a cabo la expedición proyectada. El pueblo de Cuyo, tantas veces glorioso, se levantó entonces e impuso por la fuerza a San Martín en el gobierno. Él allí, con los fuertes, con los hombres a quien la patria todo les debe, levantó un ejército; con esos pobres paisanos a quienes hoy recordamos en el Soldado Desconocido de la Independencia; con ese pueblo jalonó los caminos de América con los signos de las cruces de sus sepulturas, mientras cuatro politicastros seguían difamando y Calumniando al gran Capitán de los Andes”
Juan Domingo Peron.-

    La gobernación de Cuyo implica la aplicación de un modelo político con un objetivo muy claro: crear un ejército capaz de cruzar los Andes y liberar lo que hoy conocemos como Chile y Perú. La transformación que se produce en la zona de Cuyo es descomunal, se utilizan al máximo los recursos locales, aparecen protoindustrias que se dedican a fabricar pólvora, piezas de artillería, se confeccionan uniformes a escala de manufactura, se establece una contribución directa sobre la base del valor de la tierra, se restringe el librecomercio y se aplica cierto proteccionismo a la economía cuyana, se emplearon diversos mecanismos de expropiación sobre aquellos enemigos de la causa emancipadora, que obliga a estancieros a entregar caballos y mulas para la expedición. En síntesis, genera y aplica políticas con un objetivo firme y claro: construir un ejército para liberar nuestra América, y todo esto gracias al aporte patriótico del pueblo, de los diversos sectores sociales. A su vez, es fundamental el aporte de las mujeres, quienes se dedican a trabajar de forma voluntaria la telas cortadas que reciben para convertirlas en camisas, pantalones, ponchos, etc. Galasso, en su biografía sobre San Martín, afirma que “La acumulación de capital y movilización de amplios sectores sociales se combina con una fuerte participación estatal que centraliza y planifica la producción. Así resulta posible el desarrollo de sementeras estatales, ampliándose y perfeccionándose el régimen de riego y poniéndose tierras fiscales en explotación”. 

    Durante la gobernación de Cuyo, el 2 de abril de 1815, San Martín libera a todos los esclavos de entre 16 y 30 años pertenecientes a europeos españoles, y estos pasan a formar parte del Ejército de los Andes. De esta manera, aumentó el reclutamiento y la formación de hombres libres defensores férreos de la campaña por la liberación de América. De hecho, en una primera instancia (aquí la influencia de la igualdad entre hombres, exenta de racismo, es totalmente gráfica), los incorpora a sus tropas regulares mezclandolos con los blancos, aunque lamentablemente encuentra una gran resistencia y debe dar marcha atrás con esta decisión. Incluso intentó nacionalizar esta campaña de liberación de esclavos, y este fue un planteo que le hizo llegar al Director Supremo, quien lo rechaza por las resistencias de sectores privilegiados. En este punto vemos cómo se entrecruzan la lucha por la independencia con la reivindicación por los derechos del hombre, por los derechos populares. 



San Martín como ejemplo de vida 
“No debemos ir a buscar ejemplos ni imitaciones en ninguna parte, cuando tenemos en nuestra historia la página más pura que la humanidad ha producido hasta nuestros tiempos. No debemos buscar inspiraciones extrañas cuando el General San Martín, allá en los Andes, hace más de cien años, dejó escrita para todas las generaciones argentinas la gloria y la forma de alcanzarla.”
Juan Domingo Perón.-

    Esta breve síntesis que hacemos sobre la política sanmartiniana tiene como idea central invitar al lector a permitirse la posibilidad de discutir la historia, de comprender que la historia también está en disputa, que la historia oficial ha ocultado aquellos rasgos humanos e incómodos del General para imponer una construcción histórica particular de nuestra nación. 

    Una construcción de subordinación, de claudicación a los intereses extranjeros e imperialistas. La historia es maestra de la política; si no logramos desbaratar y deconstruir muchas de las mentiras que nos han enseñado estamos condenados al fracaso. Si logramos (re)escribir nuestra historia poniendo el eje en las conquistas populares, en las grandes ideas de unidad latinoamericana, en la liberación de nuestros pueblos oprimidos, solo queda por delante concretar la victoria de nuestra unidad latinoamericana. 

    Amerita destacar también que quienes militamos por la Patria, quienes pregonamos la unidad latinoamericana, debemos encontrar en San Martín un modelo a seguir, porque él significa entregar la vida por un objetivo, un ideal que nos trasciende, que escapa de nuestras individualidades, que está lleno de valores y de heroísmo. Como solemos decir: si San Martín logró cruzar los andes para enfrentarse y salir victorioso frente a las huestes realistas y liberar a los pueblos del absolutismo, ¿cómo nos vamos a acobardar nosotrxs frente a la misión de liberarnos definitivamente del imperialismo?

 


Comentarios