"No prestamos un servicio, garantizamos un derecho" | Por Martina Quiroga

Siguiendo con la lógica de tender puentes al interior de nuestro Movimiento y teniendo en cuenta el contexto de pandemia y escolaridad, entrevistamos a la compañera Martina Quiroga, Secretaria Gremial de SUTEBA San Martín - Tres de Febrero.



Tras cuatro años de macrismo, y teniendo en cuenta la asunción de un nuevo gobierno nacional y popular, pero también el difícil contexto que atravesamos, ¿cómo evalúas la situación actual del sindicalismo argentino en general, y la de Suteba en particular? En ese sentido, ¿qué función cumple el sindicalismo en esta etapa?


M: La gobernanza neoliberal en nuestro país y, te diría, en el continente, puso a las distintas organizaciones sindicales en un rol fundamental en ese escenario. Primero, por la potencia que las reivindicaciones logradas en paritarias libres tomaban a medida que se avanzaba sobre derechos consagrados, con despidos masivos, precarización, intentos de privatización, etc. Y segundo, porque fueron justamente los dirigentes sindicales que llevaron adelante estas demandas los que sufrieron los peores ataques de difamación e incluso amenazas a sus familias. Eso no fue gratuito, formó parte de una lógica y de una estrategia de disciplinamiento social del reclamo por condiciones laborales y salariales dignas. Esto se evidenció claramente en dos oportunidades: jamás en la historia de nuestro país un presidente, en la apertura de las sesiones ordinarias en el Congreso, nombró de manera difamatoria a un dirigente sindical, como lo hizo el ex presidente Macri nombrando a nuestro compañero Roberto Baradel. La otra, más espeluznante aún, fue cuando reprimieron ferozmente a los docentes que intentaban poner la escuela itinerante frente al Congreso en el año 2017, visibilizando el pedido de reapertura de paritaria nacional. Tenemos plena confianza en que en esta nueva etapa la demostración de verdadero diálogo y escucha hacia nuestras demandas sea efectiva. Pero también somos conscientes de la situación deficitaria que tanto la provincia como la nación afrontan, y el intento desmedido de los grupos concentrados de poder económico por salir lo mas ilesos posible de esta crisis. Y ahí va a estar nuestra demanda más potente, en la redistribución del ingreso. Sabemos y confiamos que es éste el modelo de país que queremos, con justicia y equidad, para poder recorrer el camino inverso de estos últimos cuatro años; es decir que la transferencia sea de esos sectores hacia los más humildes, los más vulnerables, nuestros pibes y pibas en la escuela, sus familias, sus comunidades. Y esto no debería ser solo una demanda de las organizaciones sindicales, debe ser una demanda de toda la sociedad, pero sobre todo de las organizaciones de la militancia popular. Un impuesto a las grandes fortunas que equilibre las enormes desigualdades profundizadas durante los años de macrismo. La demanda en este contexto no solo será por el salario. Queremos que se modifiquen sustancialmente las condiciones de vida de los y las trabajadoras de nuestra Patria. Y por esto mismo los reclamos van ser más de fondo que lo estrictamente salarial. 


En línea con esto, después de cuatro años de gobierno de Cambiemos en nación, provincia y el municipio de Tres de Febrero, ¿cuáles considerás que son las principales problemáticas del sistema educativo actual?  ¿Cuáles son las demandas que plantea Suteba en relación a esto? 


M: La principal demanda que realizamos, no solo desde SUTEBA, sino dentro del frente de unidad docente bonaerense, es la histórica: condiciones edilicias y de infraestructura, que no son más que nuestras condiciones de trabajo, pero fundamentalmente las condiciones pedagógicas, materiales y simbólicas donde se circunscribe el acto educativo. Porque el acto educativo es fundamentalmente un acto de amor y en ello nos arrebataron la vida de nuestros compañeros Sandra y Ruben. ¿Como puede explotar una escuela mientras el auxiliar le prepara el desayuno a nuestrxs niñxs? Y ahí volvemos al punto anterior que es el financiamiento educativo y las prioridades que deben asumir los modelos de gestión política. Nunca fue prioridad para el gobierno de Vidal la infraestructura y las condiciones edilicias de las escuelas bonaerenses. Debe serlo para este. En Tres de Febrero estuvimos dos inviernos consecutivos con más de siete escuelas sin suministro de gas, con clases suspendidas, y salimos a la calle con nuestrxs estudiantes y con la comunidad con una consigna clara: “con hambre y con frío no podemos enseñar y aprender”. Porque también poníamos ahí el acento, en la denuncia por la política alimentaria de cambiemos. $28 por pibe era el monto del SAE (Sistema Alimentario Escolar), y con una demanda de crecimiento de ese cupo a raíz de la crisis que empezaba a golpear a nuestras comunidades. En este sentido, la universalización, traducida en el módulo alimentario que se otorga en el marco del ASPO (Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio) a todxs lxs estudiantes de los niveles obligatorios en misma cantidad y calidad, es claramente una política alimentaria de inclusión que celebramos porque iguala y no genera inequidades, pero también sabemos que no alcanza. 

Lo que necesitamos hoy para poder llevar adelante esta titánica tarea que nos dimos los y las docentes y las instituciones educativas en sostener el vínculo socioafectivo con nuestros estudiantes es terminar de cerrar la brecha digital, que nuestrxs estudiantes y también nuestrxs compañerxs cuenten con los dispositivos y la conectividad necesarios para no perder ese vínculo tan importante que hoy está sosteniendo a nuestro Pueblo. La escuela, siempre la escuela como espacio público y del Estado donde el encuentro aún en realidades virtuales se hace posible. También necesitamos más cargos en las escuelas para poder abordar de manera integral el proceso de enseñanza y aprendizaje, bibliotecarixs, preceptorxs, auxiliares; que se adecúe nuestro régimen de licencias a la Ley de matrimonio igualitario; la certeza de que no se va a tocar el IPS y una profunda revisión de las prestaciones de nuestra obra social. Tenemos una agenda de los y las trabajadoras de la educación que ponemos permanentemente en la mesa de discusión paritaria de condiciones de trabajo. Ahora nuestra máxima preocupación es cómo volvemos a las escuelas en un eventual marco de DISPO (Distanciamiento Social Preventivo y Obligatorio). Y si las escuelas que tenemos, sobre todo en el conurbano, están preparadas para este regreso gradual. Estamos convencidxs de que esa discusión se tiene que dar con los y las trabajadoras de la educación (docentes y auxiliares) y también con la comunidad educativa en su conjunto. 

 

En este contexto de crisis socioeconómica y sanitaria, ¿qué reflexión hacés sobre el rol que está cumpliendo la escuela? En particular, ¿cómo se viene llevando a cabo en Tres de Febrero?


M: A nosotrxs nos preocupa la sobreexigencia y sobrecarga laboral que manifiestan algunxs compañerxs, porque claramente no va con la línea que establece ni la DGCYE (Dirección General de Cultura y Educación), ni la jefatura regional ni distrital. Por lo que interpretamos que esto también es una herencia de la gestión anterior. El autoritarismo y la prepotencia han calado profundamente en la cultura institucional de muchas escuelas y es un camino que tenemos que desandar. Mantener los lazos socioafectivos con lxs estudiantes y sus familias no requiere de estar horas frente a un zoom, reuniones periódicas, planificaciones, actividades, autoevaluaciones, acciones que en el marco de la presencialidad eran realizables pero claramente en esta coyuntura no. Las y los docentes también estamos siendo atravesadxs por esta pandemia y tenemos derecho a la desconexión. En este sentido la única paritaria a nivel mundial que se hizo por condiciones laborales dentro del ASPO fue la de CTERA (Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina) a nivel nacional, dejando bien en claro que el horario que debemos cumplir los y las docentes en la tarea de continuidad pedagógica no es más que el que verdaderamente tenemos que cumplir en el aula. Por otro lado, creo que lo que refleja esta crisis sanitaria es el valor que tiene la institución escolar en la vida de las familias como organizador fundamental de sus rutinas diarias, así como su función en cuanto a estar atentxs a las situaciones de conflicto o vulneración que puedan emerger. Al no estar la escuela, que en muchas ocasiones es un lugar de refugio para nuestrxs chicxs, donde se sienten segurxs, no sabemos a qué situaciones están expuestos. Y cuando surgen y emergen sabemos que los y las docentes y los EOE (Equipos de Orientación Escolar) tienen muy poca o casi nula respuesta de los servicios locales. Esta es una cuestión que ya pusimos en la mesa de UEGD (Unidad Educativa de Gestión Distrital), junto con la necesidad de incorporar la mesa de género a las organizaciones sociales y políticas que conocen como nadie la situación de vulneración por razones de género de las mujeres de nuestra comunidad. 


Con respecto al tema de género, y relacionado al contexto particular que atravesamos, ¿cómo evalúas la incorporación del trabajo desde casa en el área de la educación? Teniendo en cuenta la alta feminización del sector docente, ¿cómo impacta esto sobre las desigualdades que se dan en torno a las tareas domésticas y de cuidado?


M: Si bien ya existían experiencias de trabajo a distancia en contextos rurales y de islas, creo que esto nos tomó por sorpresa a todxs porque tuvimos que reconvertir en pocos días nuestras prácticas pedagógicas en este nuevo escenario. De allí la revalorización de nuestro trabajo. “Seguimos educando”, como dice el programa que acompaña nuestra tarea desde el Ministerio de Educación de la Nación, y lo seguimos haciendo a como dé lugar. Aunque eso nos haga conjugar el trabajo para la escuela con nuestra vida cotidiana, de cuidados y de trabajo doméstico. Nuestro sector, desde sus inicios, estuvo altamente feminizado porque se reconocía a la docencia como una actividad de cuidado, como sucedía también con el de enfermería, por ejemplo. Pero al tocarnos esta situación, donde claramente el cuidado se ha transformado en una política de Estado, las trabajadoras en general estamos enormemente esperanzadas de que las tareas de cuidado, como esa tercera o a veces cuarta jornada laboral no remunerada ni reconocida, sea lo que se ponga en evidencia a partir de esta crisis. Desde nuestra organización, y en una primera etapa, se realizó una encuesta bastante representativa a los y las docentes de toda la provincia. Más de 6000 docentes han participado y los resultados arrojados nos muestran claramente que un 78% de lxs encuestadxs son el principal sostén del hogar y que un 60% tiene a su cargo el cuidado de una persona adulta mayor o niñes; además, un 56% no tiene en la casa un lugar tranquilo para realizar el trabajo de continuidad pedagógica. Por eso necesitamos que las tareas de cuidado se transformen en políticas públicas, porque no pueden seguir recayendo únicamente sobre el cuerpo de las mujeres trabajadoras. Y esto es una demanda urgentísima. 

Por otro lado, quería analizar con cierto reparo el trabajo en casa de los y las trabajadoras de la educación, porque de ninguna manera podemos pensar y encuadrar la tarea docente y las condiciones laborales de los y las docentes dentro de las regulaciones del teletrabajo. Nosotrxs no prestamos un servicio, garantizamos un derecho, y los derechos se garantizan en forma presencial, no remota. Por eso es imposible pensar el espacio de la escuela y sus prácticas de enseñanza y aprendizaje en una lógica de trabajo a distancia. 


Pensando en esta fuerte presencia de las mujeres en el sistema educativo y en el gremio docente, ¿qué trabajo se dan en Suteba con respecto a las problemáticas de Género?


M: Nuestro sindicato incorporó en este mandato una Secretaria de Géneros y Diversidad, que fue algo que costó mucho. De hecho, fue rechazada en el Congreso por la oposición (lista Multicolor); pero creo que es una herramienta fundamental que sirvió para empoderar a las compañeras trabajadoras. Nuestra presencia es cada vez más masiva en las movilizaciones por Ni Una Menos y el 8M, y en los Encuentros Nacionales de Mujeres hemos tomado un impulso increíble, dando el debate como mujeres trabajadoras organizadas en centrales sindicales. Sobre todo hemos puesto en agenda de debate público nuestras demandas salariales y de condiciones de trabajo. Hemos saltado y aparecido en la escena pública como sujetas políticas, trabajadoras, sindicalistas (espacios ocupados históricamente por varones) y esto es irreverente por donde se mire. 

Además, desde la Secretaría de Géneros de SUTEBA, peleamos por reglamentar la Ley 14.893 como acuerdo paritario para generar las condiciones de solicitud de una licencia por violencia por motivos de género. Acompañamos en este proceso a las trabajadoras de la educación en situación de violencia, abordando de manera integral cada caso desde esta Secretaría y desde el centro de salud, con profesionales a su disposición. Pero, fundamentalmente, la política de esta Secretaría y del sindicato en general, es la de defender la Ley 26150 y pedir su plena implementación, con capacitaciones en servicio y lineamientos curriculares acordes a la perspectiva de género y a la protección de derechos de niños, niñas y adolescentes. Hay que avanzar hacia un proceso de despatriarcalización de la sociedad, y nos parece que la escuela debe ser el punto de partida.

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