La Resistencia Peronista: Su capacidad de adaptación a los nuevos escenarios | Por Pablo Honeker

Por Pablo Honeker
Responsable Político
Organización Peronismo Militante San Martín

La historia oficial reconoce que no fueron pocos los que hicieron carne esa frase que, a simple vista, parecía un slogan más de un espacio Político: “la vida por Perón”. Siempre me pareció importante diferenciar entre dedicarle la vida a algo - como es la vocación por la Política que demanda dejar de lado muchas cosas personales - y poner en riesgo la vida por defender una causa o ideal. Sin dudas, la etapa que se abre con el golpe del '55 conlleva ambas cosas, con la preminencia que implica la segunda. Así, ya los fusilamientos en los basurales de José León Suárez la noche del 9 de Junio de 1956 y dos días después del General Juan José Valle y otros 17 de sus camaradas, dan cuenta de esto. Militantes y militares leales a Perón, que serán los primeros en caer resistiendo a la proscripción y a la represión de la seguidilla de Dictaduras que tuvieron lugar en el país, por lo menos hasta Diciembre del '83.  

El recuerdo de los fusilados será tomado primero por los compañeros y compañeras de la llamada generación de los '70 que, estando aún Perón vivo, vieron en su vuelta la síntesis de los objetivos más variados que puedan existir en una sociedad que se sueña libre y justa. “Perón vuelve” o “luche y vuelve” eran las consignas que aglutinaban a un arco muy amplio que para principios de la década se había desarrollado en la Resistencia.

La felicidad por el objetivo alcanzado duró muy poco. Evidentemente, no alcanzaba con Perón de nuevo en el país, ni con Perón de nuevo en el Gobierno. El poder real también se reestructuraba, justamente para reorganizar a toda la sociedad a partir del 24 de Marzo de 1976 bajo la metodología del Terrorismo de Estado, llevando la persecución de la vida social a un plano totalitario. Pero sigamos analizando a la Resistencia. Más de 18 años de lucha contra el Poder real lograron que muchos no se puedan adaptar de un día para el otro a los nuevos desafíos que, con el Peronismo gobernando, ese corto período demandó. La capacidad de conducción de Perón logró sostener las diferencias hasta donde pudo, pero no logró transformar esos dispositivos que en el seno de la Resistencia se habían forjado al calor de la lucha. Es en éste punto donde quisiera focalizar el análisis y, salvando las distancias, problematizar sobre las dinámicas o costumbres que adquirimos los militantes y que muchas veces dificulta nuestra adaptación a nuevos escenarios y desafíos. Los cuadros políticos son también seres humanos que sienten, que piensan y que se acostumbran a determinadas prácticas. La de arriesgar la vida no se modifica tan fácilmente. Resistir demanda muchas cosas. Imagino que las contradicciones o diferencias que todos los militantes tenemos con algunos aspectos de nuestras dirigencias, en esos contextos de riesgo, resolverlas significa otra cosa. Un error puede costar tu vida o la de tus compañerxs. Todo se potencia. Si investigamos, podemos conocer todo tipo de testimonios. La mayoría conmovedores.

En lo personal tengo la suerte de poder conocer a un par de esos resistentes que se arriesgaron en su momento y que también pudieron luchar de otras formas, esas que te llevan la vida en el día a día. Uno de ellos siempre me recuerda: “Defendimos la Constitución, que avala armarse en su defensa”. Y me inspira mucho cariño cada vez que me entero de sus actos de lealtad, ya no con el Movimiento (no necesita estar “mostrando fuerza” o buscando una foto en el Monolito a los Fusilados en la Av. 9 de Julio, espacio que fue escenario de disputa en muchas ocasiones para el Peronismo de San Martín y aledaños) sino con los familiares de sus compañerxs Desaparecidos y con el ejercicio permanente de su recuerdo, contando a través de las redes la historia de esos nadies que murieron luchando por los nadies de nuestra Patria. Un resistente se esconde también, como lo supieron hacer miles en el exilio, otro modo de transformación de la experiencia de vivir y de militar, sobreviviendo. Y necesitando ser un nadie en otro país, para poder volver y seguir luchando en otro momento.

Las elecciones del ´83 muestran a un Peronismo alejado de una lectura política correcta y de falta de capacidad para reformular sus prácticas y discursos. Está claro que faltaban los Desaparecidos y también faltaba esa capacidad para adaptarse a los nuevos tiempos. La traición de los ´90 derivó en una nueva resistencia, que generó también nuevos métodos de lucha y organización, dejando a una nueva camada de militantes, sobre todo sindicales y sociales que tenían más formación en luchar que en gestionar. Por último, llegamos a la experiencia de “Resistiendo con aguante”, ese slogan que marcó el corto pero dañino período neoliberal de Macri. Allí también se desarrollaron prácticas de resistencia, entendidas como una reacción a la agenda del contrincante y muy poca acción por iniciativa propia, para la creación de una realidad diferente. Esta última situación amerita indicar dos cosas: Por primera vez tuvimos una camada de militantes que no tenían experiencia de resistir, porque comenzaron su experiencia política a través de un Gobierno propio, por lo que el desafío fue a la inversa de lo que planteo en la nota, pero en definitiva igual en el sentido de necesitar adaptarse al cambio de coyuntura. El segundo tema es la preeminencia de la agenda mediática y su correlato a través de las redes sociales, poniendo el relato y el discurso el centro de la lucha política. 

Para finalizar, me parece importante rescatar, además de la mística por sus ejemplos de compromiso para la lucha, sus enseñanzas para repensar la complejidad de nuestras propias prácticas y experiencias militantes. Comprender que nuestra formación se da en el plano de la reflexión teórica, pero que también se da y con mayor fuerza, en esas prácticas y acciones políticas cotidianas. Esa experiencia práctica muchas veces no es perceptible si no la exponemos a un preciso y focalizado ejercicio de reflexión. Considero que estamos delante de un nuevo escenario a partir de la pandemia del Covid-19 y su correspondiente cuarentena. Esta nueva situación pondrá a prueba a todos los actores de nuestra sociedad. Y la capacidad de adaptación de la militancia peronista es nuestra cuestión.

¿Podremos los militantes peronistas adaptarnos a los nuevos desafíos y ser la fuerza que motorice las transformaciones que necesitamos los argentinos?

¿Podremos pasar de la estructura de la resistencia a la propuesta y planificación de las medidas que en todos los ámbitos necesitamos para transformar la realidad?

¿Podremos aprovechar que somos gobierno en éste contexto y la debilidad que muestra nuestra oposición política?

Comparto éstos pensamientos y preguntas para lxs compañerxs y les dejo un abrazo gigante para todxs. Ya nos los daremos en alguna parte de éste largo camino que es la liberación y realización nacional.

¡Viva Perón!


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