Responsable Político
Organización Peronismo Militante San Martín
La historia oficial reconoce que no
fueron pocos los que hicieron carne esa frase que, a simple vista, parecía un slogan
más de un espacio Político: “la vida por Perón”. Siempre me pareció importante
diferenciar entre dedicarle la vida a algo - como es la vocación por la Política
que demanda dejar de lado muchas cosas personales - y poner en riesgo la vida
por defender una causa o ideal. Sin dudas, la etapa que se abre con el golpe
del '55 conlleva ambas cosas, con la preminencia que implica la segunda. Así,
ya los fusilamientos en los basurales de José León Suárez la noche del 9 de
Junio de 1956 y dos días después del General Juan José Valle y otros 17 de sus
camaradas, dan cuenta de esto. Militantes y militares leales a Perón, que serán
los primeros en caer resistiendo a la proscripción y a la represión de la
seguidilla de Dictaduras que tuvieron lugar en el país, por lo menos hasta
Diciembre del '83.
El recuerdo de los fusilados será tomado
primero por los compañeros y compañeras de la llamada generación de los '70 que,
estando aún Perón vivo, vieron en su vuelta la síntesis de los objetivos más
variados que puedan existir en una sociedad que se sueña libre y justa. “Perón
vuelve” o “luche y vuelve” eran las consignas que aglutinaban a un arco muy
amplio que para principios de la década se había desarrollado en la
Resistencia.
La felicidad por el objetivo alcanzado
duró muy poco. Evidentemente, no alcanzaba con Perón de nuevo en el país, ni con
Perón de nuevo en el Gobierno. El poder real también se reestructuraba,
justamente para reorganizar a toda la sociedad a partir del 24 de Marzo de 1976
bajo la metodología del Terrorismo de Estado, llevando la persecución de la
vida social a un plano totalitario. Pero sigamos analizando a la Resistencia.
Más de 18 años de lucha contra el Poder real lograron que muchos no se puedan adaptar
de un día para el otro a los nuevos desafíos que, con el Peronismo gobernando, ese
corto período demandó. La capacidad de conducción de Perón logró sostener las
diferencias hasta donde pudo, pero no logró transformar esos dispositivos que
en el seno de la Resistencia se habían forjado al calor de la lucha. Es en éste
punto donde quisiera focalizar el análisis y, salvando las distancias,
problematizar sobre las dinámicas o costumbres que adquirimos los militantes y
que muchas veces dificulta nuestra adaptación a nuevos escenarios y desafíos. Los
cuadros políticos son también seres humanos que sienten, que piensan y que se
acostumbran a determinadas prácticas. La de arriesgar la vida no se modifica tan
fácilmente. Resistir demanda muchas cosas. Imagino que las contradicciones o
diferencias que todos los militantes tenemos con algunos aspectos de nuestras
dirigencias, en esos contextos de riesgo, resolverlas significa otra cosa. Un
error puede costar tu vida o la de tus compañerxs. Todo se potencia. Si
investigamos, podemos conocer todo tipo de testimonios. La mayoría conmovedores.
En lo personal tengo la suerte de poder
conocer a un par de esos resistentes que se arriesgaron en su momento y que también
pudieron luchar de otras formas, esas que te llevan la vida en el día a día. Uno
de ellos siempre me recuerda: “Defendimos la Constitución, que avala armarse en
su defensa”. Y me inspira mucho cariño cada vez que me entero de sus actos de
lealtad, ya no con el Movimiento (no necesita estar “mostrando fuerza” o
buscando una foto en el Monolito a los Fusilados en la Av. 9 de Julio, espacio
que fue escenario de disputa en muchas ocasiones para el Peronismo de San
Martín y aledaños) sino con los familiares de sus compañerxs Desaparecidos y
con el ejercicio permanente de su recuerdo, contando a través de las redes la
historia de esos nadies que murieron
luchando por los nadies de nuestra
Patria. Un resistente se esconde también, como lo supieron hacer miles en el
exilio, otro modo de transformación de la experiencia de vivir y de militar,
sobreviviendo. Y necesitando ser un nadie en otro país, para poder volver y seguir
luchando en otro momento.
Las elecciones del ´83 muestran a un
Peronismo alejado de una lectura política correcta y de falta de capacidad para
reformular sus prácticas y discursos. Está claro que faltaban los Desaparecidos
y también faltaba esa capacidad para adaptarse a los nuevos tiempos. La
traición de los ´90 derivó en una nueva resistencia, que generó también nuevos
métodos de lucha y organización, dejando a una nueva camada de militantes,
sobre todo sindicales y sociales que tenían más formación en luchar que en
gestionar. Por último, llegamos a la experiencia de “Resistiendo con aguante”,
ese slogan que marcó el corto pero dañino período neoliberal de Macri. Allí
también se desarrollaron prácticas de resistencia, entendidas como una reacción
a la agenda del contrincante y muy poca acción por iniciativa propia, para la
creación de una realidad diferente. Esta última situación amerita indicar dos
cosas: Por primera vez tuvimos una camada de militantes que no tenían
experiencia de resistir, porque comenzaron su experiencia política a través de
un Gobierno propio, por lo que el desafío fue a la inversa de lo que planteo en
la nota, pero en definitiva igual en el sentido de necesitar adaptarse al
cambio de coyuntura. El segundo tema es la preeminencia de la agenda mediática
y su correlato a través de las redes sociales, poniendo el relato y el discurso
el centro de la lucha política.
Para finalizar, me parece importante
rescatar, además de la mística por sus ejemplos de compromiso para la lucha,
sus enseñanzas para repensar la complejidad de nuestras propias prácticas y
experiencias militantes. Comprender que nuestra formación se da en el plano de
la reflexión teórica, pero que también se da y con mayor fuerza, en esas
prácticas y acciones políticas cotidianas. Esa experiencia práctica muchas
veces no es perceptible si no la exponemos a un preciso y focalizado ejercicio
de reflexión. Considero que estamos delante de un nuevo escenario a partir de
la pandemia del Covid-19 y su correspondiente cuarentena. Esta nueva situación
pondrá a prueba a todos los actores de nuestra sociedad. Y la capacidad de
adaptación de la militancia peronista es nuestra cuestión.
¿Podremos los militantes peronistas
adaptarnos a los nuevos desafíos y ser la fuerza que motorice las
transformaciones que necesitamos los argentinos?
¿Podremos pasar de la estructura de la
resistencia a la propuesta y planificación de las medidas que en todos los
ámbitos necesitamos para transformar la realidad?
¿Podremos aprovechar que somos gobierno
en éste contexto y la debilidad que muestra nuestra oposición política?
Comparto éstos pensamientos y preguntas
para lxs compañerxs y les dejo un abrazo gigante para todxs. Ya nos los daremos
en alguna parte de éste largo camino que es la liberación y realización
nacional.
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